Lo que no mucha gente sabe es que el 60% de Bolivia es selva amazónica. La cara más conocida de este país es quizá los Andes, las llamas y la coca, y muchos se sorprenden al descubrir que hay muchísimo más.
Aprovechando un fin de semana largo debido al festivo por el nuevo año aymara me fui a conocer por primera vez la selva amazónica. Y por suerte la tengo a 50 minutos en avión desde La Paz (o 20 horas en bus), en Rurrenabaque, uno de los puntos más turísticos de Bolivia y situado en el Departamento del Beni, junto al río Beni y puerta de entrada al Parque Nacional Madidi y al Área Protegida Municipal de las Pampas del Río Yacuma. Todo este área (de hecho todo el corredor ecológico Amboró-Madidi) está catalogado como uno de los espacios con mayor biodiversidad del planeta, tanto en flora como en fauna.
Así como el Madidi es pura selva amazónica y con una densidad de vegetación muy alta, el paisaje de las Pampas es más heterogéneo, con selva, humedales y sabana (los humedales representan el 20% del territorio boliviano). Y a este último me dirigí, contratando la visita de tres días, dos noches. Nada más llegar a Rurrenabaque y salir del avión me dio la sensación de estar en un lugar tropical. Su ambiente, sus olores, la forma de vestir de la gente, el clima caluroso, ver familias enteras en una moto... Todo ello me recordó inmediatamente al sudeste asiático o a alguna zona costera de centroamérica.
Después de buscar alojamiento me fui a dar una vuelta por el pueblo, es el típico lugar donde la vida es bien tranquila y no hay demasiado que hacer. La gente está en la calle sentados en sus tiendas o paseando y los adolescentes dando vueltas con sus motos sin rumbo fijo, simplemente por el hecho de hacer algo. En seguida hice mis averiguaciones para cenar en un sitio que no fuera el típico restaurante turístico, y lo encontré, me comí un surubí al ajillo espectacular en La Perla de Rurrenabaque. En "Rurre" hay alojamientos y restaurantes de todo tipo, desde lo más sencillito o lo más local hasta algunos sitios de alto nivel para turistas.
Vine algo preocupado por el tiempo, ya que en estos días había un frente frío proviniente del sur que estaba llegando al Beni, y efectivamente lo pillé, estuvo lloviendo la noche entera. A la mañana siguiente me reuní con el tour que había contratado para salir a las 9 de la mañana. En mi 4x4 íbamos una pareja belga, otra canadiense, dos suecos y yo, además de Antonio, nuestro guía. Amaneció medio lloviendo, y tuve miedo de que se cancelara el tour. Efectivamente el camino hacia Santa Rosa estaba totalmente embarrado e impracticable, con camiones atascadaos y alguno incluso volcado por haber intentado pasar.
Los 4x4 pasaron bastante bien, aunque alguna vez nos quedamos atascadaos y tuvimos que ser rescatados por otro coche mediante cadenas. Desde Rurre son unas 3 horas hasta Santa Rosa, donde se paga la entrada al parque (150 bolivianos para extranjeros, 50 nacionales) y llegamos al embarcadero. A partir de ahí unas 3 horas más en bote y por el río Yacuma hasta el alojamiento donde dormiremos en medio de la selva. Esa zona del río se compone de humedales y canales de agua preciosos, yo pensé que íbamos a remontar el típico río ancho y marrón de la amazonía pero nada de eso, fuimos remontando canales de agua preciosos con vegetación a ambos lados y animales de todo tipo en las riberas.
Al llegar al alojamiento (en esa zona hay muchos en las riberas, todas las agencias importantes tienen el suyo propio), nos repartimos en habitaciones y fuimos a cenar. Por la noche volvímos a salir en el bote a recorrer algunos canales en busca de caimanes, al alumbrarlos con una linterna se ven sus ojos rojos o anaranjados, en función de la especie. ¡Y encontramos uno! Increible recorrer esos canales de noche, la sensación es indescriptible... Al haber llovido y ser un día extraño climatológicamente ese día hacía frío, nunca hubiera pensado que necesitara taparme con dos mantas en medio de la selva...
A la mañana siguiente salimos a buscar anacondas. Otra actividad sorprendente, con el bote recorrimos los canales para llegar a una ribera donde bajamos y seguimos un rato a pie. Llevávamos botas de goma, primero porque íbamos a caminar en los humedales por horas, a veces con hasta cuarenta centímetros de agua, y después para evitar picadas o mordiscos de insectos o serpientes. Estuvimos caminando por humedales durante dos horas, a veces me parecía increible estar metido en mitad de aguas oscuras llenas de vegetación buscando anacondas sin ver qué animal podía estar pasando cerca de mis pies... La anaconda no es venenosa, simplemente son peligrosas las más grandes (5-7 metros), ya que tienen mucha fuerza y pueden estrangular a una persona. No es la mejor época para encontrarlas, ahora es época de no lluvias pero todavía está todo inundado y la anaconda es una serpeinte acuática, en agosto o septiembre está todo mucho más seco y resulta más fácil verlas. Al final vimos una pero no pudimos cazarla, únicamente vimos su cola y se escabulló en el agua inmediatamente. De todas formas pudimos ver monos nocturnos, buhos y buitres.
En los paseos en bote aprovechábamos para identificar animales, es impresionante la cantidad de ellos que se ven en el parque. Vimos pájaros de todo tipo y tamaño, como jabirús, sereres, garzas, cormoranes, tucanes, buitres, etc., además de capibaras, caimanes, tortugas, bufeos (delfines de río), perezosos, pirañas, monos nocturnos, monos capuchinos, mono chichilo y mono aullador. Hay mosquitos pero al coincidir que estuve en unos días no tan calurosos no fue tan grave el tema. Con algo de repelente no molestaban mucho.
Después de almorzar fuimos a pescar pirañas. Antonio nos llevó a un canal algo secundario y allí nos arrinconamos en un sitio tranquilo a pescar. Con unos anzuelos y algo de carne de res, espectacular cómo la pirañas se avalanzaban a por la carne en cuanto la metías en el agua. Aunque no resulta del todo fácil pescamos algunas pirañas, tanto rojas como amarillas, y las dejamos ir otra vez (no las comimos). Es curioso comprobar que hay gente que vive por ahí, la mayor parte y en esa zona viven del turismo. En nuestro alojamiento estaba Palmira y otros dos chicos que pasan la mayor parte del año ahí, ella es la cocinera y ellos gestionan cualquier cosa de lugar, abastecimientos, reparaciones, etc.
Al día siguiente y antes de emprender la vuelta a Santa Rosa y a Rurrenabaque fuimos a nadar con los bufeos, los delfines rosas de río. Esta vez Antonio nos llevo a un canal algo más amplio, habíamos visto delfines en varios canales, se les ve cuando salen a respirar a al superficie, pero Antonio sabe donde viven en manada. Debe ser que les gusta las aguas más profundas, y por eso fuimos a un canal algo alejado pero amplio y profundo. Y allí estaban, cantidad de delfines rosas saliendo a respirar... El tema era meterse al agua, sabiendo que por allí merodean varios tipos de caimanes, aligators y muchos tipos de piraña.
De todas formas Antonio nos explicó que los delfines comen pirañas, es por eso que en las áreas donde viven ellos éstas no se atreven a entrar, y los caimanes tampoco ya que no se deben llevar bien con los delfines, jejeje. También había escuchado en uno de los muchos documentales que me trago cada día en la tele que los caimanes, cocodrilos y demás de su especie no atacan casi nunca en aguas profundas... Así que para comprobarlo me metí al agua, junto al chico belga y los dos chicos suecos. Menos mal que Antonio nos avisó (después de meternos) que no nos asustáramos si los delfines venían a tocarnos por debajo del agua, y así era, sentías toques y algún semimordisco...
A Stefan incluso le vino un delfín, sacó su cola fuera del agua a menos de medio metro de su cara y le salpicó dos veces... La verdad salimos algo rápido, además de que a veces tocabas ramas de árboles con los pies, o eso creo yo que eran... Vaya que es un tema no apto para mentes imaginativas y asustadizas. Después de eso vuelta a Santa Rosa en la barca y en 4x4 a Rurrenabaque. Espectacular visita a la selva amazónica, no me imaginaba esa parte de bolivia tal y como es, y como ya he dicho varias veces, ¡Bolivia me ha vuelto a sorprender!