martes, 22 de noviembre de 2011

El Acotango, mi segundo 6.000


(En la cima del Acotango, 6.052 msnm., con el nevado Sajama al fondo a la derecha, 6.542 msnm., y los nevados de Payachatas al fondo a la izquierda, el volcán Parinacota con 6.348 msnm. y el volcan Pomerape con 6.282 msnm.)

Parecía que íbamos a cerrar la temporada sin repetir la hazaña del año pasado, cuando subimos hasta los 6.088 m. del Huayna Potosí (a partir de octubre empieza a ser mala época para subir montañas en la Cordillera Real, hasta abril), pero los astros se alinearon para que no fuera así.

La casualidad de que alguien nos habló de un seismil por la zona de Sajama que se podía subir en un día y que Iñaki y Pablo coincidieran en La Paz con un fin de semana libre para que de improviso el viernes por la tarde estuvíeramos saliendo hacia el Alto en busca de la carretera a Oruro. Nuestro objetivo es el Acotango, con 6.052 msnm., el volcán más alto del grupo de nevados de Quimsachata, en la cordillera de los Andes y justo en la frontera de Bolivia con Chile (al ladito del paso fronterizo de Tambo Quemado). Se encuentra en la zona de Sajama (el nevado Sajama, con 6.542 msnm. es el punto más alto de Bolivia y el segundo volcán más alto del mundo).

Desde La Paz se tardan unas tres horas en coche para llegar al pueblo de Sajama (por supuesto había bloqueo de camioneros en el Alto y perdimos una hora más esquivándolo). Los paisajes durante el trayecto son bastante bonitos, primero el paisaje típico del altiplano hasta Patacamaya y de ahí el desvío hacia Chile por la carretera a Arica, con unas formaciones rocosas espectaculares, rios y ya llegando a la frontera con el país vecino aparece el nevado Sajama, majestuoso e imponente.



Nos vamos acercando cada vez más, ya que para llegar al pueblo de Sajama hay que bordear el volcán, y justo cuando estamos llegando y tenemos el gigante a nuestra derecha coincidimos con la puesta de sol y los rebaños de llamas volviendo a sus corrales, una imagen preciosa. Al llegar al pueblo hay que pagar la entrada al Parque Nacional (15 bolivianos para nacionales o residentes) y Rosario, una niña de unos ocho años, nos acompaña a uno de los alojamientos (50 bolivianos por persona, con baño privado en la habitación).


Rápidamente dejamos las cosas y vamos a buscar a Mario, el guía que nos acompañará en la ascensión. Nos proporciona el material que nos falta (botas duras de nieve, crampones por si acaso y pantalones impermeables) y quedamos a la 1:30 de la madrugada en su casa para desayunar. Aprovechamos para pasar por el hostal Sajama a encontrarnos con Mikel y Natalia, una pareja de Pamplona que están produciendo un documental para la ETB (la televisión vasca, Euskal Telebista) sobre la vida de un niño del altiplano (pastor de llamas) comparada con la vida de un niño en India y otro en España, en formato de programa infantil.
 
 En el mismo hostal Sajama cenamos con ellos sopa y pasta con carne de llama y nos vamos a dormir, demasiado tarde ya (las 9:30 h.), teniendo en cuenta que nos despertaremos a las 12:45 de la madrugada.

La verdad es que yo no dormí mucho, en parte pensando en la mañana siguiente y en parte por qué cuando uno sabe que sólo tiene unas pocas horas para dormir parece que sea más difícil conseguirlo. Nos despertamos y nos ponemos todo el equipo (llevamos una par de mochilas con los crampones, agua y algo de longaniza, chorizo, queso y pan). Vamos a casa de Mario a desayunar un té y algo de pan con mantequilla.

Es aconsejable beber mucho líquido para evitar problemas con la altura. Casi a las dos salimos en nuestro coche hacia el Acotango. Justo antes del pueblo de Tambo Quemado nos desviamos a la izquierda por un camino sin asfaltar, y de ahí hasta que Mario nos dice de parar y aparcar en un recoveco del camino. Hemos tardado una hora y media y estamos a casi 5.100 msnm. Dejamos el coche y empezamos la caminata hacia las 3:30 de la madrugada. Increiblemente no hace nada de frio, y hay una luna llena preciosa que ilumina muchísimo, por lo que ni siquiera necesitamos usar los frontales.



Caminamos un par de horas en la oscuridad no tan oscura hasta que empieza a intuirse el amanecer. Antes empezamos a ver el paisaje que tenemos detrás, el nevado Sajama dominando el horizonte y una montaña con unos colores curiosísimos justo delante nuestro.

Hay un camino a lo lejos por donde Mario nos explica que suben los mineros a extraer azufre de la montaña. Seguimos ascendiendo. El terreno es pedregoso y arenoso, incómodo ya que a cada paso la arena hace que se retroceda un poquito... Amanece y seguimos subiendo, la subida por este tipo de terreno está empezando a hacerse un poco larga. Además cada vez estamos a más altura, lo que hace que vayamos cada vez más lentos y necesitemos de más descansos. Casi a las ocho de la mañana llegamos a la cresta de la montaña, y nos asomamos al otro lado... Espectacular!

Menudas vistas! a la derecha seguimos teniendo el Sajama con sus 6.542 msnm., pero es que en frente tenemos los nevados de Payachatas, el volcán Parinacota (6.348 msnm.) y el volcán Pomerape (6.282 msnm.), con el lago Chungará delante (uno de los lagos más altos del mundo, a 4.570 msnm.). Ahora tenemos que ir remontando la cresta de la montaña hasta la cima (aquí ya hay basatnte nieve y hielo), pero a cada momento me voy girando a disfrutar de una de las mejores vistas que he tenido en mi vida. En este momento encontramos un bosquecillo de penitentes, formaciones de hielo que por culpa del viento tienen forma de penitente arrodillado. en algunos tramos llegan a tener un metro de altura, y es como estar en un laberinto. A veces hasta hace daño cuando tropiezas y te caes, ya que el hielo está durísimo y es como golpearte contra piedras.


(En la cima del Acotango, con el volcán Guayatiri en frente)

Por fin hacia las 10:00 de la mañana llegamos a la cima, las vistas hacia la parte boliviana las que hemos disfrutado durante la ascensión, y hacia la parte chilena justo delante tenemos el volcán Guayatiri, 6.071 msnm., uno de los volcanes más activos del norte de chile (con su columnita de humo).

Firmamos en el cuaderno que hay en una maleta y descansamos, disfrutando de un panorama espectacular. La bajada se hace pesadita pero tampoco tanto, al aprovechar el terreno arenoso para bajar clavando los talones. Llegamos al coche casi a las 12, en total habremos tardado entre ocho y nueve horas. Al final no necesitamos los crampones y gracias al día estupendo que tuvimos la ascensión fue bastante cómoda (aunque durilla, eso sí). Al llegar a Sajama la mujer de Mario nos había preparado un almuerzo que podía resucitar a un muerto, sopa de trigo con carne de alpaca y verduras de primero y asado de llama de segundo. Por la tarde bañito en unas aguas termales naturales que hay casi en la loma del Sajama y de vuelta a La Paz, que esa noche era el aniversario del restaurante Sancho Panza y había que celebrarlo (al final serían dos noches seguidas casi sin dormir y habiendo subido un seismil entre medio... no sé cómo mi cuerpo me aguanta...).

jueves, 10 de noviembre de 2011

El lago Titicaca (lado boliviano)


Aprovechando la visita de Silvia y Xavi me fui con ellos un fin de semana a visitar la parte boliviana del lago Titicaca. Esta parte es muy grande, así que centramos la excursión en visitar Copacabana e Isla del Sol. El lago Titicaca es el lago navegable más alto del mundo (altura media de más de 3.800 msnm.) y el segundo más grande de sudamérica. El 56% de su superficie corresponde a Perú y el 44% a Bolivia.


Desde La Paz se toman los autobuses locales a Copacabana al frente del cementerio general. El billete son 15 pesos (1,5€) y el trayecto unas 3 horas y media. Salen buses cada media hora y hasta las 18 o 19 de la tarde. Las vistas saliendo de La Paz son espectaculares (creo que el bus subió por la avenida Naciones Unidas). Ya en el lago hay que bajarse del bus para pasar el estrecho de Tiquina, el bus lo pasa en una de las barcazas y los pasajeros en otro bote, previo pago de 1,5 pesos por persona que cuesta el trayecto. En el otro lado se espera que pase el bus y se sigue el viaje.

Llegamos justo en la hora de buscar un alojamiento e ir a cenar una buena trucha. Para comer una buena trucha del lago (entre 40 y 50 pesos) hay que ir a los dos hoteles buenos o a los dos restaurantes buenos del pueblo, sino la trucha será frita como es habitual por aquí (también rica, pero es otro estilo, se pueden comer truchas enteras fritas y con acompañamiento por 20 pesos). El precio de los alojamientos varia según el nivel, hay desde 20 o 30 pesos por persona hasta varias decenas de dólares. A la mañana siguiente desayuno en el mercado central, visita a la catedral y al mercadillo y subida al cerro calvario desde donde se disfrutan muy buenas vistas de Copacabana y del lago y la Isla del Sol. A las 13:30 sale el último bote del día (que no sea privado) a la Isla del Sol. El trayecto son 15 pesos y tarda casi 3 horas a la zona sur de la isla.



La Isla del Sol tiene una gran simbología y se consideraba sagrada entre sus antiguos pobladores incas. Se trata de la isla más grande del lago. El bote nos deja en el puerto de Saxamani, a unos metros del cual comienza la escalinata del Inca y arriba de éstas encontramos la Fuente de las Tres Aguas (se data de la época precolombina). Hay que pagar cinco pesos como "entrada" a la zona y para la comunidad de la zona sur de la isla, del mismo modo que más adelante pagaremos quince pesos por el mismo concepto al entrar en la zona norte.

Cerca del puerto se encuentra la comunidad Yumani, donde buscamos alojamiento. Desde 30 pesos se pueden encontrar habitaciones con unas vistas preciosas a la Isla de la Luna, a la península de Copacabana y con la Coordillera Real al fondo (ver foto de arriba), precisamente la mejor orientación para observar el amanecer. Encontramos alojamiento en Yumani a media tarde y nos vamos a visitar las ruinas de Pikokaina, un palacio inca con nichos trapezoidales y techos abobedados. Después subimos al cerro Keñhuani, desde donde hay unas vistas preciosas y un atardecer espectacular. Es el segundo punto más alto de la isla con 4.024 msnm.



La mañana siguiente la dedicamos a atravesar la Isla del Sol de sur a norte caminando por la ruta sagrada de la Eternidad del Sol (Willka Thaki). Paisajes preciosos y calitas de agua cristalina en algunos puntos, la verdad es que dan ganas de bañarse, pero aunque hay un sol (Inti en aymara) que calienta mucho el agua debe de estar bastante fría. Pasamos cerquita de Challa, un pueblo en la costa oriental de la isla con una playa preciosa. A esa altura en el camino se nos acerca un niño de unos ocho años y nos saluda. Se llama Giovani y es natural de Challa, parece que se dedica a cuidar los rebaños de ovejas que hay cerca. Le damos un caramelo de palo y charlamos un ratito con él, habla español aunque la gente autóctona habla más aymara.

Se tarda menos de tres horas (de hecho lo hicimos en poco más de dos) en llegar al extremo norte de la isla donde están las ruinas de Chinkana, una construcción laberíntica semisubterránea, cerquita está la Roca Sagrada. Muchas leyendas situan el inicio del Estado Inca en la Isla del Sol y en Tiwanaku. Esta sería la Roca Sagrada de los Orígenes. De ahí retrocedemos un poco hacia Challapampa por un camino que bordea la costa, pueblito desde donde salen los botes a Yumani o a Copacabana. El pueblo tiene también una playa preciosa y algunos alojamientos rudimentarios. Unas salchipapas para comer y a las 13:30 partimos hacia Copacabana en un bote que hace la ruta directa, sin pasar por Yumani (nos cobra 25 pesos). Los buses a La Paz salen a todas horas y cuestan 15 pesos (20 para turistas).


Excursión preciosa y recomendable, sobretodo dormir una noche en la Isla del Sol y atravesarla caminando por la mañana, paisajes muy bonitos y ambiente diferente al que se encuentra en otras partes de Bolivia.