Cómo? Pues hombre... ha habido semanas de permitirse ciertos caprichos (buenas comilonas, alguna noche de fiesta, hoteles con piscina, alquiler de coche en Bali...) y ha habido otras de mirar hasta el céntimo, sobretodo desde que nos juntamos con Jeff que nos acompañó por toda la isla de Java y nos enseño cómo viajar "on a shoestring". Aquí hicimos lo posible por coger trenes clase económica (llegamos a pagar menos de 1,5 euros por un trayecto de 12 horas), por compartir habitación entre los tres y en comer sobretodo la comida local, barata y buenísima (ya somos expertos en los distintos tipos de Nasi y otras variedades).
El tren... si se coge en la primera estación del trayecto bien... pero sinó, como nos pasó de Probolinggo a Jogyakarta... Cuendo llegó el tren a la estación iva tan lleno que la gente colgaba de las puertas de todos los vagones. Tuvimos que correr y recorrernoslos todos hasta encontrar un huequecillo por donde entrar a presión (yo hago como dos de ellos y mi maleta como otro, así que no hacían ningún esfuerzo para hacerme sitio), pensaba que no entrábamos!. Una vez dentro estuve tres horas de pie a un metro de la puerta del vagón, en medio metro cuadrado y a más de 30 grados, hasta que llegamos a la primera estación importante donde bajó bastante gente. Viajaba gente hasta dentro del lavabo (mejor no describiros cómo son los lavabos) y los vendedores ambulantes van pasando por encima de la gente si hace falta. Nadie se queja, ni siquiera los niños, de hecho es muy difícil encontrar un niño llorando en Indonesia... Una vez dentro del tren la gente alucina con nosotros, todos te sonríen y te saludan.
Por Indonesia todos (niños y niñas, adolescentes y gente mayor, todos) te saludan con un "Hello Misterrr" (marcando la r final), a diferencia de India donde decían "Hello Sirrrr". Siempre sonriendo y simplemente por saludar, no piden ni esperan nada a cambio. Muchas chicas (y chicos) se nos acercaban avergonzados pidiendonos por favor si nos podíamos hacer una foto con
ell@s (con el móvil, pocos tienen cámara de fotos). Otros simplemente te pedían por favor si podían hablar un poco contigo para practicar su inglés. Así en el tren conocí a un chico que estudia económicas en Jogyakarta y su sueño es trabajar algún día para una granja europea. Me contaba que para ellos es incomprensible y a la vez alucinante que turistas como nosotros viajen en clase económica como la gente local, y estaban encantados. También habló conmigo una chica embarazada y su marido (de veintipocos años), que me decían que me bajara en Surabaya con ellos y pasara unos días en su casa. Un vendedor ambulante al que le compré cuatro manzanas por 10.000 rp prefirió seguir hablando conmigo hasta la estación donde se bajaba a seguir vendiendo. De Pangandaran a Jakarta fuimos a parar no sé todavía muy bien cómo a un pueblecito pequeño del interior (Karang Pukung) donde teníamos que esperar unas 6 horas a que saliera nuestro autobús a Jakarta. No estaban acostumbrados a ver turistas por allí, y ese día me sentí cómo un mono en una jaula... creo que pasó medio pueblo a mirarnos y a saludarnos. La gente se nos quedaba mirando y se reían y comentaban cualquier movimiento nuestro. Los encargados de la estación de autobuses nos cuidaron todo el día, para ellos fue como la anécdota del año. Se nos acercaban las vendedoras ambulantes y nos daban a probar todo lo que tenían, fruta local buenísima y unos helados en bolsa de plástico que llaman Es Campur. Fue genial! Una de las cosas que más me ha gustado de este país es su gente, tremendamente amigable y encantadora. Lo que no fue tan genial fue el viaje a Jakarta, muchas curvas y encima el autobús nos dejó en las afueras a las 3 de la madrugada, así que por segunda vez en Java nos tocó dormir (yo no dormí nada) en la estación de autobuses para no coger un taxi (caro) y esperar a que saliera el primer bus público.
En Jakarta y con tal de conseguir un billete de avión barato a Kuala Lumpur tuvimos otra vivencia interesante. Al no haber comprado con antelación billete con Air Asia los precios se habían disparado. El único precio barato que quedaba era con Lion Air (una compañía Indonesa, 30 euros de Jakarta a Kuala Lumpur con tarifa Internet). El problema es que después de hacer la reserva por Internet resulta imposible pagar el billete online o en un cajero si no dispones de una terjeta de crédito de Indonesia. Así que en Jakarta nos presentamos en las oficinas de Lion Air y una chica muy maja nos contó lo que ya sabíamos, que no era posible. Si queríamos el billete lo podíamos pagar a 89 USD allí mismo en efectivo (y con USD sólamente, menudo morro!), o intentar encontrar una persona local que nos hiciera el favor de pagarnos los billetes reservados por Internet y nosotros pagarle a él en efectivo... Así que eso hicímos, fuimos a atención al cliente y un chico se pasó unos 45 minutos preguntando a todos los empleados de la compañía si podían hacernos el favor, hasta que bajó un chico que nos los pagó (le dimos algo de propina, claro, ya que para ellos lo que valían nuestros dos billetes de avión es un dineral!). Nos contó que tienen problemas con los sistemas IT (después de mi experiencia profesional lo comprendí perfectamente :-) ) y al final conseguimos el billete por 30 euros.
Así que ya véis, en algunos países de Asia se puede viajar realmente barato... los pros: se conoce más la realidad local, se aprende a valorar mucho lo que tenemos en nuestro país y cómo vivimos, y te ahorras un dinerillo para próximos gastos no planificados. Desventajas: unos cuantos días sin demasiadas comodidades? (hay que reconocer que si no se está acostumbrado viajar de esta manera mucho tiempo seguido cansa...).
La primera sorpresa al llegar a Malasia es que el visado es gratis. La siguiente... Kuala Lumpur, la capital. La verdad es que me ha gustado bastante como ciudad, más o menos organizada, transporte público decente, zonas con mucha vida como Chinatown y Little India, y zonas más comerciales y de negocios como el City Center o la zona de Times Square (rascacielos con un centro comercial inmenso, y con un parque de atracciones en el interior con su montaña rusa y todo, en la planta quinta!). Además se puede ir andando a casi todos los sitios interesantes. Nos alojamos en Chinatown, en el Oasis (muy recomendable, 12 RM la noche, unos 2,6 euros).
Lo más famoso de Kuala Lumpur son las torres Petronas (Petronas es la empresa energética del país, propietaria de los edificios). Actualmente es el tercer rascacielos más alto del mundo (el primero está en Taipei) y si tenemos en cuenta sólo torres gemelas conectadas por un puente, es el más alto. La verdad es que es espectacular, precioso por el día y por la noche, una verdadera joya arquitectónica.
Cuál fue mi sorpresa al encontrar por casualidad propaganda de la Fórmula 1 y al ver que el GP de Malasia era en dos semanas. Definitivo fue abrir el tríptico y ver los precios: es el GP con las entradas más baratas del mundo!! Así que no me lo pensé mucho y decidí cambiar mis planes, me iré a visitar Malasia durante dos semanas y después volveré a KL para el Gran Premio (para posibles interesados la entrada más barata, la de general sin cubierta vale unos 20 euros; yo compré la de general con cubierta por unos 40 euros, nada que ver con los precios en Europa...).
Lo peor de la primera impresión en Malasia... la gente no parece tan amistosa como en Indonesia... y los precios continuan siendo baratos pero no tanto.
