El Tunupa es un volcán que se encuentra en la orilla norte del Salar de Uyuni y cerca de la orilla sur del Salar de Coipasa, en el sudoeste de Bolivia y en el municipio de Salinas Garci Mendoza.
Tiene una altura de 5.432 msnm. A él nos dirigimos esta vez, desde La Paz. Tardamos unas 6 horas en coche hasta Huari, donde nos quedamos a dormir, después de algunas paradas e incluso después de esquivar un bloqueo en la entrada de Challapata, con gente quemando llantas y tirando piedras a todo el que se acercaba. Tuvimos que meternos campo a través y rodear lo suficiente como para entrar al pueblo por donde no nos vieran. De ahí a Huari son diez minutos, pueblito donde se encuentra la fábrica de una de las mejores cervezas de Bolivia (cerveza Huari).
De madrugada (a las 5:20) salimos hacia el salar y nos desviamos por Quillacas, hacia Salinas de Garci Mendoza. Después de ver el amanecer y parar en un cráter de meteorito inmenso llegamos al pueblo, en unas dos horas y media, y por suerte había gasolinera y gasolina (en esta zona de Bolivia a veces no es tan sencillo encontrar combustible). Desde Salinas nos metimos ya por el Salar de Uyuni hasta Jirira, situado a orillas del salar y en la base del volcán. No teníamos muy claro cual es la mejor vía para subir al Tunupa (puede ser desde Jirira, desde Tahua o desde Coquesa), pero un hombre del lugar nos dijo que desde el pueblo hay un camino que asciende hasta casi el cráter.
Y por ese camino subimos en coche hasta que ya no se podía más (no intentar sin un buen 4x4). Empezamos a caminar por la montaña, con alguna vizcacha escapando a nuestros pasos. A nuestra espalda va quedando una vista espectacular al pueblito y al imponente Salar de Uyuni (orilla norte y noreste). Aprovechamos una cresta de rocas para ir subiendo,y enseguida nos damos cuenta de que esto no va a ser tan fácil como esperábamos (quizá no estamos en la vía de subida más fácil). En algún momento la subida se vuelve un poco peligrosa, con algunos pasos entre roca algo complicados.
De todas formas conseguimos llegar al borde del cráter en unas tres horas y media. Y las vistas son increibles. Nos asomamos al cráter, circular pero como "roto" por la parte más baja. En la parte interna superior hay nieve, y a nuestra espalda imponentes vistas del Salar de Uyuni. Incluso al noreste se divisa una pequeña parte del Salar de Coipasa. No estamos en la cota más alta del volcán, a nuestra derecha hay una subidita por la cresta del cráter que corona en una inmensa roca donde debe de estar la cota máxima, pero no nos atrevemos a seguir subiendo sin cuerdas ya que se adivinan pasos bastante peligrosos.
Aprovechamos para hacer algunas fotos (estamos tan encima del cráter que no es fácil sacar fotos sin un gran angular) y comenzamos el descenso. Habíamos subido por una cresta de rocas para evitar el resto de la falda de la montaña, que es básicamente piedra y arena sueltas. eso para el descenso es perfecto, porque podemos lanzarnos clavando talones y casi "surfeando" las minialudes de piedra y arena que se van formando. Es como ir flotando mientras resbalamos hacia abajo. Es por eso que el descenso se hace mucho más rápido, en algo menos de dos horas estamos en el coche otra vez. Bonita ascensión no demasiado complicada y con unas vistas alucinantes, esta zona del Salar de Uyuni es sin duda una de mis favoritas en Bolivia, a veces le da la sensación a uno de estar en la Luna, otras veces en Marte... ¡espectacular!
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