lunes, 31 de agosto de 2009

De Sichuan a Beijing


La provincia de Sichuan es otra de las destacables en China, por la cantidad de cosas interesantes que hay para ver por allí. Aún así no estuvimos demasiado en ella, ya que cambiamos el plan previsto sobre la marcha. Una vez descartado el ir a Tibet (por varios motivos, además de que vimos que bien vale la pena organizar un viaje de veinte o treinte días para visitar expresamente Tibet y una parte de la Ruta de la Seda, así que lo dejamos pendiente para otra ocasión) intentamos de todas formas adentrarnos en la zona pretibetana por el noroeste de Sichuan.


Así desde Chengdu (lo mejor de Chengdu fue ir a comer a Yongfa Elder Sweet Dumplings and Noodle House, los mejores dumplings que he comido nunca!) fuimos a Kangding, pequeña ciudad en la carretera que va a Lhasa donde pude renovar mi visado (160 y., me lo hicieron en el mismo día y válido por otros treinta días a contar desde la fecha de extensión) y donde pudimos visitar una lamasería en donde los monjes budistas nos invitaron a comer con ellos otra vez (en este caso estaban más pendientes de mirar la tele que de otra cosa, pero la experiencia fue muy curiosa). Para que os hagáis una pequeña idea de la poca información que maneja parte de la juventud China, en el hostel conocimos a unos cuantos chicos chinos que iban en bicicleta desde Chengdu a Lhasa (es bastante típico por lo que parece...). Cuando le expliqué a uno de ellos que a mi me hubiera gustado ir a Lhasa pero que lo descarté por las dificultades para ir allí me dijo "pero si no es nada difícil!", a lo que le respondo "para nosotros sí, a parte de un permiso que tarda cinco días en llegar tenemos que ir con un grupo de turistas y contratar un guía!". El chico se rie y me contesta "no necesitas guía hombre, es muy fácil ir a Lhasa, sigues la única carretera que hay y llegas" (y se vuelve a reir)... Santa inocencia! No tienen ni idea de las dificultades que nos ponen para ir al Tibet... además de que nos cuesta algo caro (en proporción a los precios del resto de China) y sólo podemos ir a Lhasa y alrededores cercanos (para moverse más se necesita un permiso militar). Cuando se lo explicas y lo entienden se sienten algo mal, te piden disculpas y te dicen que no entienden porqué eso es así...


De Kangding fuimos a Tagong y... qué gran acierto! El trayecto para llegar al pueblo en sí es espectacular, horizontes montañosos con algún pico de más de 7.000 m. y preciosas praderas verdes alrededor de la carretera (más bien camino de cabras) llenas de rebaños de Yaks y asentamientos de nómadas tibetanos que los vigilan. Tagong es un pueblo increíble, ambiente puramente tibetano y cierto toque a lo Mad Max, la sensación es la de estar en un sitio perdidísimo y parece que el pueblo esté medio abandonado (pero no es así). De vez en cuando pasa por la carretera desierta un local (rasgos tibetanos, piel morena, cabello largo moreno y vestimentas típicas) conduciendo una moto, con un estilo algo curioso, y a veces llevando a algún monje budista de paquete... Os aseguro que la estampa es bastante alucinante. La gente local estaba en lo alto de una colina cercana al pueblo adornándola con las típicas banderitas de colores tibetanas, según nos pareció a la vista de un festival de caballos próximo. Nos acercamos y fue genial!, unas vistas preciosas y además nos estuvimos haciendo fotos con ellos (a petición suya esta vez).


El plan era seguir hacia el norte para casi llegar a la frontera con Tibet y después seguir hacia Beijing vía Xining, pero el gobierno chino pone todas las dificultades posibles para que los extranjeros no se adentren en la zona pretibetana. Así cuando vas a comprar un billete de autobús a depende de qué sitios te dicen que no les está permitido vendértelo porque eres extranjero, y además el roaming internacional está inhabilitado en la zona. Aún así se puede continuar a base de contratar taxis privados, pero evidentemente sale mucho más caro y el problema principal en nuestro caso era no saber exactamente cuántos días tardaríamos en llegar a Xining (puede surgir cualquier contratiempo en este tipo de trayectos). Teniendo en cuenta que China es tan grande y si no ves una cosa ves otra (igual de espectacular) y que ya habíamos decidido que habrá un próximo viaje dedicado a Tibet, pre-Tibet y Ruta de la Seda decidimos volver a atrás e ir a Beijing vía Xi'an y Pingyao.


Xi'an no decepcionó, es una ciudad con una parte central muy bonita, sobretodo el barrio musulmán (donde probar especialidades locales buenísimas) y las murallas... El ejército de soldados de Terracota es asimismo impresionante, pero más que nada por pensar que tiene más de 2.000 años, almenos a mi no me sorprendió tanto visualmente. Y Pingyao es uno de los pueblos tradicionales que sobrevive al paso del tiempo sin necesidad de renovaciones masivas como en otros casos.



Algunos os preguntaréis si los chinos hablan inglés... Pues no demasiado, pero en contra de lo que otros viajeros me habían contado no tuve demasiadas complicacions a la hora de comunicarme. Ya sea porque se te acerca algún chic@ universitario (la mayoría estudian inglés en la universidad) a ayudarte (recuerdo a George en la estación de tren de Huaihua o a Nancy y Peng Xiang Li, dos chicas majísimas que estuvieros con nosotros toda la noche en la estación de tren de Chengdu - en la calle - y nos ayudaron a preguntar por el billete y finalmente a comprar un billete de autobús a Xi'an), ya sea por gestos (una sonrisa en la cara siempre ayuda) o ya sea por el poco chino que aprendí y que me fue bastante útil (algunas frases básicas y los números, super útiles, a veces podía llevar una negociación entera en chino, o lo que sería más útil incluso, hacerse el tonto al principio y bajar el precio en inglés o por gestos y entonces empezar a hablar algo en chino, a lo que el vendedor se queda blanco, como pensando "a este no le saco de más", te sonríe y normalmente consigues el precio mínimo...). A los que estéis interesados os puedo dar bastantes consejos en cuanto a negociación de precios en Asia... Después de siete meses negociando para casi todo me siento bastante experto en el tema, incluso capaz de ir al Corte Inglés y conseguir un descuento!



lunes, 24 de agosto de 2009

Sudoeste de China; provincia de Yunnan

Si tuviera que escoger una ciudad para vivir en China, Kunming, capital de la provincia de Yunnan, sería una de las candidatas. Tranquila, con una temperatura ideal (ni frío ni calor) y de las más baratas. Me alojé en Kunming Cloudland Hostel (30 y.), uno de los mejores hostels en el que he estado hasta ahora, esperando a Edgar que llegó según lo previsto (y me trajo un sobre de jamón serrano!). Allí me despedí de Jeff (que sigue su ruta hacia Nepal) después de unos dos meses viajando juntos y Edgar y yo planeamos nuestra ruta hacia el oeste, hacia la frontera con Tibet.

En las ciudades chinas se mezclan templos (budistas, taoistas, etc.), parques, jardines y construcciones al estilo tradicional chino con infrestructuras similares a las de cualquier otra ciudad de un país desarrollado: grandes avenidas, edificios y rascacielos, centros comerciales, red de autobuses públicos y metro, etc... Una cosa que me llamó mucho la atención son los ciclomotores, muchos, muchísimos, pero casi todos eléctricos. Sí, como lo digo, y no hacen nada de ruido (van a una velocidad máxima de unos 20 o 30 km/h). Eso sumado a que los coches circulan bastante lentos (comparado a lo que estamos acostumbrados nosotros) da una sensación de tranquilidad sorprendente ya que la contaminación acústica es mínima, incluso en calles con abundante tráfico de vehículos.

Empezamos nuestra ruta por Dali (la parte antigua del pueblo es bonita, así como el lago y las montañas cercanas) y después Lijiang (ciudad con una parte antigua preciosa, aunque abarrotada de turismo chino y en donde nunca sabes muy bien qué partes son realmente auténticas o cuáles han sido reconstruidas desde el punto de vista turístico, que en esto los chinos son muy pero que muy buenos...). Vale la pena alquilar una bici y visitar un par de monasterios cercanos y llegar hasta el pueblo de Baisha (fue curioso hablar con un artesano que escribía en Naxi, el lenguaje de una de las minorías étnicas de la zona). Por cierto se me ha roto la cámara de fotos! Un golpe en la pantalla y el LCD roto, asi que las fotos son de Edgar hasta Beijing (alguna quizá mía con su cámara) , donde conseguiré arreglarla.

Después de Lijiang vamos en bus hasta Jane's Guesthouse, donde empezaremos un trekking de dos días por la Garganta del Salto del Tigre (Tiger Leaping Gorge). Dejamos el equipaje y cogemos lo justo para poder pasar una noche por el camino. Espectacular! Se trata de un cañón impresionante, con su río al fondo flanqueado por paredes montañosas a los dos lados. Una, por donde transcurre el camino por el que andamos, a unos 2.500 m. de altitud y con GuestHouses cada hora y media aproximadamente, y la otra, la que tenemos delante para nuestro deleite visual es una pared casi vertical con picos de más de 5.000 m. (como la Montaña Nevada, creo que llega a los 5.500 m.). En el camino conocemos a mucha gente, americanos, un brasileño, una alemana, un noruego con sus padres (que me volveré a encontrar en Chengdu y al que me acabo de encontrar dos meses más tarde en Melbourne, Australia... qué pequeño es el mundo) y a Wendy (una chica china) y a Jack y sus amigos (otro grupo de chicos y chicas chinos), con los que pasaremos gran parte del trekking (casi todos hablan algo de inglés). Para acabar de adobar la foto caen cuatro gotas y sale un arco iris precioso justo delante del pico de 5.500 m., creo que es una de las estampas naturales más bonitas e impresionantes que he visto hasta ahora. Paramos a dormir en Half Way GuestHouse (25 y.) y cenamos con nuestros amigos y amigas chinas, una cena típica del sur de China (casi todos los días comen y cenan lo mismo...): cada uno con su bol de arroz blanco y unos platos en medio de la mesa con verduras y carne cocinada con salsa de soja y espécies, para compartir. Se va picando de los platos del centro y se mezcla con el arroz a gusto de cada uno. Tampoco falta el típico bol de sopa (de verduras casi siempre) que cada uno se sirve en el mismo bol usado para el arroz. Ya después de la cena notamos que Jack está algo nerviso... está deseando que los demás se vayan a dormir para hablar con nosotros de deportes! Sabe montones de cosas relacionadas con deportistas españoles, que si los jugadores del Barça, que si Fernando Alonso, que si Pau Gasol... Graciosísimo! Al día siguiente llegamos a Tina's GH desde donde se baja a la roca del Tiger Leaping. Desde luego una excursión recomendadísima!



Nuestra última visita en Yunnan será Shangri-La (en realidad Zhongdian, pero los chinos han conseguido que se la identifique como Shangri-La, el valle ficticio en el Himalaya descrito en la novela Lost Horizon, de James Hilton). Ambiente tibetano y un monasterio (o lamasería) que nos da una idea de lo que se puede encontrar en Lhasa. Mientras estamos visitando una de las capillas más alejadas (con Javier, un vitoriano que vive en Austria desde hace tiempo, y una chica americana-dominicana) unos monjes budistas nos hacen señas desde la habitación-cocina donde estan para que entremos a comer con ellos (no hay nadie más en esa parte del monasterio). Y por supuesto aceptamos la invitación, no se presentan oportunidades como esta cada día. Además Javier y la chica americana hablan un poco de chino... Al final resulta una de esas experiencias atípicas que hacen inolvidable la visita.

viernes, 14 de agosto de 2009

Entrando en China; provincias de Guangxi y Hunnan

Ya estoy en China! Y creo que me va a gustar! Autopista normal, con buena señalización, limpieza, orden... y un paisaje precioso en la provincia de Guangxi (formaciones kársticas por todos sitios, como en la Bahía de Halong pero sin mar). Creo que necesitaba ya un cambio de ambiente y China de momento me provoca buenas sensaciones en ese sentido. De todas formas el primer problema no tarda en llegar, ni Jeff ni yo tenemos moneda china (RMB, más conocido como Yuan; 1 euro = 9,5 Yuans aprox.) ni tarjetas de crédito todavía (la tengo pero no sé el PIN!) y los bancos están ya cerrados. Al final tenemos suerte ya que la única persona occidental que ha venido con nosotros en el bus es una chica inglesa que también va a Guilin, y nos deja dinero para comer, para el tren de Nanning a Guilin y para la primera noche de hostel (no sé qué hubieramos hecho sinó...)

Al día siguiente nos vamos a Yangshuo, uno de los mejores lugares que he visitado en China. Por la ciudad en sí (muy turística pero con mucho encanto a la vez) y por el espectacular paisaje que la rodea; ríos, campos y pequeñas aldeas repartidas entre las miles de formaciones kársticas que caracterizan el lugar. Vale la pena alquilar una bici (2o y. al día) e ir hasta el Puente del Dragón por la rivera del río Yulang, parando en alguna aldea como Jiuxian o simplemente en cualquier punto del recorrido a contemplar el paisaje. También vale la pena ir en autobús hasta Yangdi (8 y.) y volver hasta Xingping por el río Li en barca de bamboo (25 y. compartiendo la barca entre 4), casi 2 horas de trayecto en el que uno se queda boquiabierto contemplando el paisaje (por ejemplo el que hay en los billetes de 20 yuans). Desde allí se vuelve a Yangshuo en autobús (5,5 y.). Y para culminar la visita hay que subir al Pico de la Luna (gratis, porque me colé, una historieta bastante divertida que ya os contaré), desde donde se disfruta de una de las mejores panorámicas que he visto hasta el momento en todo el viaje (las únicas fotos que he perdido en 7 meses son las de ese día...).

En cuanto a precios China me esta sorprendiendo por lo barato que es, sobretodo la comida y el alojamiento. Por 30 céntimos de euro te puedes sentar a comer 10 dumplings de carne buenísimos, con su salsa de soja o de vinagre. Un buen plato de arroz con verduras y algo de carne cuesta unos 10 yuans, y por algo más (15, 20 o 25 yuans) se come muy pero que muy bien. Para los viajes en tren no hay nada como los bols de instant noodles que venden en las tiendas desde 30 céntimos de euro, y para los amantes del Mc Donalds el menú Bic Mac cuesta 25 yuans. Dormir... es el primer país desde Singapur y alguna ciudad como Kuala Lumpur donde encuentro hostels muy decentes (algunos muy buenos!), donde se puede encontrar una cama en habitación compartida desde 15 o 20 yuans (con Internet incluido, agua para beber gratis, aire acondicionado, TV en zona común...). El transporte es ligeramente más caro que en países del sudeste asiático, pero es muy fácil moverse de un sitio a otro en autobús local o en tren. Lo que si que me estoy dando cuenta es que en China hacen pagar por todo lo que es potencialmente turístico, desde la entrada a un parque, jardines, para ver un lago, para subir una montaña o un pico, para entrar a un tempo... para TODO!, y algunas entradas no me parecen nada baratas. Tened en cuenta si váis por allí que con el carnet de estudiante se paga mitad de precio en casi todo; el mio era el de la seguridad social catalana, que no entiende nadie (aunque esté en inglés tampoco lo entienden), ya ha colado en varios sitios de China e India... Como ya os comentaré en artículos posteriores el este de China (el de las ciudades más importantes como Beijing, Shanghai o Guangzhou) es algo más caro que el oeste (en las ciudades el doble o incluso más).

Otros lugares que visité en Guangxi: Guilin, Longsheng y sus impresionantes Terrazas de Arroz del Espinazo del Dragón (vale mucho la pena pasar una noche en cualqueir aldea dentro de los valles, yo estuve en el de Longji) y Sanjien, algo menos turístico y donde se encuentra el Puente del Viento y la Lluvia además de muchas minorías étnicas.

Desde Sanjien pasamos a la provincia de Hunnan con destino a Feng Huang (desde hace unos días se nos había juntado Ole, un danés ex-jugador de fútbol profesional que estaba ya en la fase final de su segundo viaje de 11 meses), y nos perdimos antes de llegar teniendo que parar a hacer noche en Tongdao. Para nuestra sorpresa y cuando estábamos buscando alojamiento vino la policía a decirnos (bueno, tuvo que venir la hija de uno de ellos que hablaba algo de inglés) que nos fuéramos de allí, que no está permitido a extranjeros pernoctar en esa ciudad, según ellos porque hay una base militar cercana... al decirle que no podíamos coger ya ningún autobús nos metió en la furgoneta y nos llevó a un punto desde donde salía un bus local nocturno que nos dejaría en una estación de tren cercana... Resulta que dicha estación estaba en una pequeña ciudad (no sé ni el nombre) y teníamos que esperar unas horas a la salida de nuestro tren. Así que salimos a recorrer la calle principal para buscar un sitio donde comer algo. Fue increíble! El irlandés (alto y con el pelo largo), el danés (alto, rubio y fuerte) y yo (algo más alto que ellos) paseando por la calzada y toda la gente que había en las aceras girándose para mirarnos, mientras nos señalaban y hacían comentarios entre ellos, sonriendo. Estaban alucinando! El sitio donde nos sentamos a cenar se llenó inmediatamente después, todo el mundo pendiente de qué comíamos y cómo, se acercaban a mirarnos de cerca, nos sonreían... espectacular!

Tal y como he comprobado posteriormente, resulta que China no es todavía un país tan turístico como pudiera parecer (me refiero a turismo occidental y fuera de las ciudades que sí son muy turísticas como Beijing, Xian o Shanghai). Además en China sólo tienen televisión con canales chinos y la mayor parte de la programación esta producida en el propio país, además de padecer la censura en Intenet de muchas páginas web occidentales como Facebook o Blogger. Así que muchos de ellos no han visto en su vida a un occidental en persona ni conocen demasiado de otra cultura que no sea la suya, y eso se nota cuando vas por allí. En este y en muchos otros pueblos y ciudades chinas (incluso algunas plagadas de turismo chino) se te quedan mirando completamente embobados, te sonríen, algunos niños te dicen "Hello!", quizá la única palabra que saben en inglés, mientras sus padres te sonríen medio a ti medio al hijo con cara de estar pensando orgullosos: "Mira mi hijo como habla inglés!". Algunas chicas te piden avergonzadas una foto con ellas, y en algunos momentos te giras y sorprendes a un grupo de turistas chinos con las cámaras fotográficas apuntándote, en vez de apuntar al monumento o templo que tienen delante (en ese caso levantas los dos dedos al estilo chino y sonríes). Sencillamente sorprendente y muy gracioso, además de que he comprobado que la gente china es mayoritáriamente encantadora (almenos con los que yo me he topado), contradiciendo la idea que algunos occidentales tienen de ellos (no me incluyo esta vez).

Finalmente llegamos a Feng Huang, una ciudad preciosa atravesada por un río. Casas estilo chino, puentes, pagodas, murallas, una iluminación espectacular por la noche y mercadillos chinos... y turismo chino! Las calles plagadas de turistas locales! En cinco días solamente vi a dos turistas occidentales y como comentaba antes éramos la atracción de las gentes del lugar. Un niño pequeño estaba comiendo un tajo de sandía y cuando pasé por delante y le sonreí se le pusieron unos ojos como platos y se le resbaló la sandía de las manos, el pobre se quedó alucinado! (y la madre riendo, claro).

De Feng Huang volví a Huaihua para coger el tren a Kunming, en la provincia de Yunnan, donde debía encontrarme con Edgar que venía desde Barcelona a pasar sus vacaciones en China conmigo. Al ir a comprar el billete... sorpresa! Es un viaje de 19 horas y por la noche y... solamente quedaban billetes para ir de pie!

Hanoi y la bahía de Halong

Hanoi es una gran ciudad y poco más. Almenos a mi no me pareció nada especial, quizá porque me dedique a descansar y a resolver trámites administrativos (por fin he recibido una nueva tarjeta de crédito aunque todavía tendré que esperar unos días para saber el PIN… estoy desesperado!) y no visité casi nada.

Debido a que aún no ando demasiado bien por culpa de la herida que tengo debajo de un dedo del pie he decidido no ir a Sapa, según dicen uno de los lugares más bonitos en las montañas del norte de Vietnam… lo que no me voy a perder es Halong Bay, así que Jeff y yo contratamos una excursión de tres días y dos noches en nuestro hotel.

Cuando salimos hacia Halong Bay llueve mucho. Además empiezo a darme cuenta de que no estamos haciendo el tipo de tour que nos vendieron, sino uno básico que podíamos haber contratado algo más barato en otras agencias turísticas. Así que estoy bastante enfadado, aunque parece ser que a mucha gente le hacen lo mismo, incluso hemos pagado poco comparado con otros… El ánimo va mejorando progresivamente durante el día. En Halong City cogemos el barco que nos llevará a la isla de Cat Ba donde pasaremos la primera noche. Por el camino atravesamos Halong Bay y visitamos un par de cuevas… espectacular! La bahía es el conjunto de miles de formaciones kársticas que irrumpen en cualquier sitio formando un mar lleno de montañitas (algunas bastante grandes) que surgen como de la nada. Es impresionante navegar entre ellas, con la mar calmada y casi en silencio… la verdad es que me quedo embobado observando el paisaje que tengo alrededor.

Al día siguiente hacemos un trekking por el parque nacional de Cat Ba (otra vez un paisaje precioso) y al mediodía volvemos a coger otro barco en el cual pasaremos la próxima noche. Atravesamos otra vez parte de la bahía para llegar a la zona de la isla Tip Top, vemos el atardecer y nos bañamos en el mar, la sensación es extraña y alucinante al mismo tiempo y uno no para de girar la cabeza para saborear lo que tiene alrededor. Al amanecer toca hacer una horita de kayak y después volvemos a atravesar parte de la bahía en dirección a Halong City otra vez, donde nos espera un bus para volver a Hanoi. Sin duda uno de los puntos a destacar de todo el viaje, no en vano la bahía está considerada como una de las maravillas del mundo. Como despedida del sudeste asiático a estado genial, y tengo que decir que después de unos meses por aquí ya tengo ganas de cambiar de aires, espero que China me ayude en este sentido.